El Espíritu Santo en la Salvación

Introducción

Un tema bastante discutido en el mundo evangélico. Un tema que, con mucha seguridad, agrega más o menos peso en la responsabilidad cómo hijos de Dios para con aquellos que se pierden. Lo increíble de esto es saber que el Espíritu Santo hace Su obra poderosamente y que utiliza la Palabra de Dios para ejecutar el cambio. 

En este trabajo abarcaremos lo siguiente:

1 – La incapacidad del hombre para llegar a Dios.
  • La razón de esta incapacidad.
  • Su ceguera espiritual.
  • Muerto espiritual.

2 – La obra del Espíritu Santo convenciendo al pecador.
  • Convicción de Pecado.
  • Convicción de Justicia.
  • Convicción de Juicio.
  • La fe salvífica.

3 – La bendición de la obra del Espíritu Santo en hombre.
  • Previa – Iluminación
  • Inmediata – Bautismo del Espíritu, Regeneración, Inhabitación.
  • Continua – Santificación, Iluminación.


1 – La incapacidad del hombre para llegar a Dios.

La definición de incapacidad en el diccionario es: falta de capacidad para hacer, recibir o aprender una cosa. Carencia de capacidad legal para disfrutar de un derecho o ejercer un cargo. El mismo diccionario nos deja saber que hay una falta o carencia para llegar a ser capaces de algo. El ser humano delante de Dios es incapaz de tenerse de pie porque su calidad de pecador le impide. Por esta causa el Espíritu Santo hizo y hace la obra en la vida para tener y ser capaces de estar en la presencia del Dios Todopoderoso.

La razón de su incapacidad (hombre) podemos describirla con 1 Corintios 2:14: pero el hombre natural (el hombre no regenerado), no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios (no percibirlas equivale a no recibirlas, o lo que es igual, a rechazarlas), para él son locura (el mensaje de la cruz es insípido y absurdo), no las puede entender (sin otra ayuda, el hombre no regenerado no comprende ni acepta los planes de Dios), se han de discernir espiritualmente (el discernimiento sólo es posible por medio la acción del Espíritu). En otras palabras, no hay NADA en el hombre que le anime a buscar a Dios, sólo la iluminación del Espíritu de Dios (tema que se desarrollará más adelante) que le invita a ver la Gracia, perdón que Dios tiene para el hombre.

Su incapacidad es tan real porque están ciegos. La ceguera espiritual del no regenerado es una operación satánica (2 Corintios 4:3-4). El evangelio es un mensaje ininteligible al que va camino de perdición. Las mentes de los incrédulos están impedidas para captar el contenido del evangelio. El dios de este siglo, Satanás quiere que no les alcance el mensaje iluminador del evangelio, este evangelio que proclama a un Salvador Glorioso. Tal limitación hace imposible para el no regenerado volverse a Dios con fe salvadora, sin la ayuda del Espíritu Santo.

Y lo más complicado de este punto es saber que sin Cristo estamos muertos espiritualmente (Efesios 2:1). La muerte espiritual es el concepto bíblico de separación y No de término de vida. La muerte espiritual es la separación de Dios a causa del pecado. Es la falta de vida espiritual a consecuencia de no estar en Cristo, que es la vida (Juan 14:6). Este estado es común a todos los hombres (Romanos 3:22-23). Quién está alejado de Dios, fuente de vida, es un muerto espiritual. El hombre no regenerado, no puede hacer un reconocimiento de Cristo para vida.

Por las condiciones espirituales y el estado de perdición de los no regenerados, existe una incapacidad personal para ir a Cristo. Pero vemos, a la luz de Juan 6:44-46, que mediante la iluminación del entendimiento (hecha por el Espíritu Santo de Dios) somos capacitados en nuestra voluntad para recibir y aceptar este mensaje. Las operaciones hacia la salvación proceden de Dios.

2 – La obra del Espíritu Santo convenciendo al pecador.

Esto es algo que me toca muy personalmente. Estando en el Instituto Bíblico durante los veranos teníamos ministerio, o sea que poníamos en práctica lo que habíamos aprendido durante el año en curso. Uno de esos veranos un predicador invitado para compartir en el campamento, hablaba a la audiencia de que debían escuchar la voz de Dios en sus vidas; al mismo tiempo nos dijo a los que estábamos como consejeros (monitores) : “ustedes consejeros, recuerden que no son el Espíritu Santo”. Esto me marcó mucho, porque sin querer me encontraba forzando una decisión en los jóvenes que era más para calmar mi conciencia que nada y que no era necesariamente la obra del Espíritu en ellos.

Ahora estudiando esto, me abre aún más los ojos de cómo el convencimiento viene explícitamente de lo que el Espíritu Santo hace. Al crear la necesidad de un Salvador.

La convicción de pecado – Juan 16:7-8. Para ser salvo la persona ha de sentirse la condición de pecador, no basta con solamente saberlo. Este sentimiento espiritual ni está en el hombre natural. No es convicción de pecados (plural), sino de uno solo que ocasiona la eterna condenación; este pecado consiste en rehusar creer en Jesucristo como el único Salvador (Juan 3:36). El evangelio proclama que Dios hizo una obra completa, dejando al individuo la responsabilidad de creer (Juan 16:9). El Espíritu convence, entiendo convencer por impartir una comprensión hacia un determinado asunto; pudiendo así vincularlo con la iluminación.

La convicción de justicia – Juan 16:8. Esta es la única vez en la enseñanza de Jesucristo que se hace referencia a la justicia imputada.  La justicia del esfuerzo humano queda anulada para la salvación por estar manchada de pecado. La justicia que salva es un don de Dios (Romanos 5:17); por esta justicia provista por Dios, el pecador que cree es acepto delante de Él (Efesios 1:6). Esto demanda rendirse ante Dios, abandonando toda confianza en sí mismo, acción contraria a la naturaleza humana. Como ser humano no puedo no tener un prejuicio de alguien tan solo al verlo, delimitando mi “justicia” a mi razonamiento ya predeterminado por algo o alguien. El Espíritu me convence de que mi justicia es completamente injusta y que no puedo llevarla delante del Padre para mostrarme conforme a su demanda.

La convicción de juicio – Juan 16:8. Cristo ha hecho la sustitución llevando sobre sí la condenación del pecado. El Espíritu Santo muestra con claridad que e juicio de culpabilidad y condenación ya no puede ser repetido para el salvo (Romanos 8:1). El creyente puede ver el pasado y en la cruz contemplar, aunque ileso, su propia ejecución, en identificación con el Crucificado (2 Corintios 5:14).

La fe salvífica – La iluminación lleva al pecador a ser convencido, por el Espíritu, que necesita de Dios. Pero Dios aún nos capacita para aceptar la obra de Cristo. La fe es el elemento para alcanzar o posesionarse de la salvación (Romanos 5:1); la fe salvífica es un don de Dios (Efesios 2:8-9). Todo obra humana queda excluida y no puede ser aceptada por Dios en el orden salvífico. Todo el proceso de salvación desde su comienzo es una operación de la Gracia (Jonás 3:8), esta Gracia facilita el medio para salvarse que es la fe (Efesios 2:8); y la fe el medio, pero nunca causa de salvación. La fe no es una obra humana que el hombre puede hacer sino el acto de un alma vacía que recibe todo de Dios. Mediante la fe se recibe la justicia de Cristo que Dios otorga, de modo que el pecador que cree es declarado justificado delante de Él. 

Todo esto juega un papel muy importante en la forma que presentamos el evangelio. Es más, lo debe cambiar radicalmente, puesto que la Biblia enseña que creer en Dios no es una simple obra del hombre (incapaz), sino una concesión  de la Gracia (Filipenses 1:29).

3 – La bendición de la obra del Espíritu Santo en hombre.

Quisiera abordar brevemente esto porque me ha llamado la atención al verlo en el material de estudio. La obra del Espíritu Santo de Dios está presente :

  • Previa salvación – Iluminación, diciendo que esta iluminación no es dada para despertar pesar o remordimiento por el pecado, sino que dirige la atención a Cristo, revelando la grandeza de la obra de la Cruz. Un proceso de convencimiento de la necesidad de un Salvador y de obediencia ese llamando de salvación.

  • Inmediata a la salvación – En el momento mismo que una persona cree y acepta por la fe la obra sustitutoria de Cristo, muchas cosas pasan en el interior de la persona sin que nosotros podamos verlas. Ellas son el Bautismo del Espíritu, la Regeneración y la Inhabitación del Espíritu en la persona.

  • Continua – El privilegio y responsabilidad que tenemos hoy como hijos de Dios, es tener en cuenta que el Espíritu Santo es Dios y que le debo honra. Sus misiones en la vida personal son continuas: Santificación, Iluminación que nos llevan a verle más y a agradecerle por mostrarnos como debemos vivir en Plenitud y llenura para agradar a aquel que nos llamó de las tinieblas a su luz admirable.

Conclusión 


En esto retengo que la iluminación del Espíritu es un papel tan importante que debería estar más atento a su luz admirable para que mi andar sobre la tierra le sea agradable, con el fin que la honra y la Gloria debida sea dada al que es digno. El Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, Jesucristo.

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